Elegir entre outsourcing o contratación directa exige una análisis previo y detallado por parte de la organización, que tenga en cuenta aspectos económicos, de producción y estratégicos.
Muchas pequeñas y medianas empresas se formulan esta pregunta, cuando incrementan su producción, poseen exceso de trabajo o precisan cubrir determinados puestos. El fenómeno del outsourcing (externalización de servicios a empresas especializadas) está más en boga que nunca. Pero, ¿qué factores tener en cuenta para elegir éste o recurrir a la contratación directa?. Los analizamos a continuación.
Outsourcing : ventajas e inconvenientes
La externalización se está extendiendo a ámbitos vírgenes hasta el momento. Cada vez es más usual en campos como la atención al cliente, gestión de inventarios, contabilidad etc. En otras áreas (publicidad, logística, selección de personal…) el fenómeno aterrizó hace tiempo.
La subcontratación proporciona una mayor eficiencia de los recursos, especialmente en trabajos que sólo requieren unas cuantas horas mensuales. En estos casos, lógicamente, el outsourcing resulta más atractivo, desde el punto de vista económico, para las empresas. Además, romper la relación con un trabajador asalariado resulta más complejo. Otras ventajas de la externalización son:
- Favorece la flexibilidad a la hora de realizar cambios en la organización.
- La especialización de tareas redunda en la calidad del producto o servicio final.
- Reducción de tiempos de producción.
- Acceso a recursos que la empresa no posee.
El outsourcing también tiene ciertos inconvenientes: dependencia de los proveedores externos, pérdida de control en determinadas fases de la producción, falta de motivación de los empleados externos etc.
¿Cuándo recurro a la externalización?
El primer cálculo que debemos hacer es una comparación de costes entre las dos soluciones posibles: contratación directa o subcontratación. Si el outsourcing nos ayuda a reducir gastos, ¡adelante!. También debemos optar por externalizar tareas cuando la intervención de una empresa ajena es imprescindible y necesaria para la obtención del producto o servicio en cuestión y en los casos en los que aporta mayor flexibilidad al proceso de producción.
Eso sí, resulta crucial que exista una relación próxima y de confianza con la empresa externa. Se trata de no verse obligados a cambiar de colaborador cada poco tiempo, evitando así pérdidas económicas y de tiempo.
El outsourcing, en definitiva, aporta indudables ventajas a las pequeñas y medianas empresas, pero también posee inconvenientes. Decantarse por la externalización o la contratación directa requiere, en cualquier caso, un análisis exhaustivo por parte de la organización, que ha de tener en cuenta los aspectos reflejados en el presente post.
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